martes, 23 de junio de 2009

UN COMENTARIO A TENER EN CUENTA...

Especial sorpresa nos dimos con el rojimio Carlos Reyna, cuando en su columna resaltó la labor del ex Premier Del Castillo a su pasó por la PCM. Resalta más la chamba del Bombero, porque se ha sentido traicionado por uno de sus más allegados amigos: Yehude Simon, a quien le da duro por su desempeño de los últimos días.
En todo caso, saqué sus conclusiones:
Se busca nuevo fusible

Por Carlos Reyna

Jorge del Castillo duró 26 meses en el premierato. En comparación con eso, los 8 meses de Yehude Simon parecen sumamente breves. Menos de un tercio. Por otro lado, aquellos petroaudios, esos que tumbaron a Del Castillo, parecen ahora poca cosa, casi olvidados frente a las masacres de Bagua que han traído abajo a Simon.

A la luz de esas comparaciones alguien podría decir que Del Castillo tuvo un mejor desempeño que Simon. O menos malo para ser más preciso. El propio Del Castillo ha intentado aparecer con más aplomo en los últimos días, como diciendo que él no lo hizo tan mal. Sin embargo, miradas las cosas con más detalle, las diferencias no parecen estar entre las capacidades de ambos sino en los contextos en que tuvieron que trabajar.

Del Castillo tomó el premierato cuando el gobierno estaba nuevito. En agosto del 2006, según las encuestas de IPSOS Apoyo, el Presidente ya tenía una desaprobación de 16 %. En cambio, en octubre del 2008, Simon toma el cargo de un gobierno altamente desgastado y desaprobado. A esa fecha, Alan García tenía 78 % de desaprobación y el gobierno tenía 77 % de lo mismo.

A esto se suma que Del Castillo tuvo la PCM en los años rosados de la economía nacional, aquellos de los mayores crecimientos de la década. En cambio, Simon juró cuando ya se sentían los primeros impactos fuertes de la crisis internacional. Diversos economistas sitúan ese momento en el último trimestre de 2008, justo cuando el infortunado Yehude comienza su gestión.

Finalmente, cuando Simon se pone el fajín, la cantidad de conflictos sociales se había multiplicado varias veces. Según información de la Defensoría del Pueblo, Del Castillo encontró ocho conflictos activos. Simon halló 133 conflictos activos. Esa potenciación de los conflictos ya mostraba el agotamiento del diálogo sin soluciones que solía practicar Del Castillo. Precisamente de allí le ha venido el nocaut a Simon.
Pese a las dificultades que heredó, la presencia de Simon ayudó a que el Gobierno atenuara su grave pérdida de credibilidad. Utilizó su pasado izquierdista, sus maneras dialogantes y su buena labor como presidente regional para que diversos actores sociales y parte de la opinión pública se hicieran ilusiones con su gestión. De hecho, algunas demandas sociales llegaron a ser atendidas.
Sin embargo, para la enorme mayoría de los casos, sus diálogos no fueron acompañados de soluciones. Capituló frente a sus ministros de Economía y de Comercio. Justificó la retórica polarizante y conflictiva del Presidente.
¿Qué lo cegó? La ambición de ser el candidato presidencial del aprismo en el 2011, aquella que lo hizo abandonar una presidencia regional exitosa.Ahora, el Presidente está a la búsqueda del reemplazo, un nuevo fusible que al ponerse el fajín musite “Ave Alan, el que se va a quemar te saluda”.

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