domingo, 28 de junio de 2009

DILE NO A LA DROGA

La lucha contra con las drogas en el Perú tiene que fortalecerse. El Gobierno, el Ministerio del Interior, la Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial, apoyados por organizaciones sociales, tienen que convertirse en aliados estratégicos para lucha, con la fuerza de la ley y la autoridad, con las drogas que está destrozando a nuestra juventud.

Las últimas encuestas dadas a conocer por CEDRO son alarmantes. El consumo ha aumentado en el Perú y los más afectados son nuestros jóvenes, nuestros niños que caen en manos de los narcotraficantes producto de la serie de problemas que asolan a nuestra sociedad.

Hoy, domingo 28 de junio, el diario "El Comercio", nos ofrece un impactante informe especial donde pone al descubierto las mafias que vende kerosene, insumo básico para la elaboración de la pasta básica y la cocaína, en la zona del VRAE.

Todos los peruanos tenemos que dar un grito recontra fuerte para detener y paralizar este negocio negro que busca destrozar los cimientos del país: Nuestra juventud.

Es por eso que les ofresco el informe en mención para que todos nosotros tengamos conocimiento de cómo funciona este vil negocio:


NEGOCIOS OSCUROS EN EL VRAE

Tres familias manejan venta de kerosene
Algunos tienen antecedentes por tráfico de drogas. El Comercio siguió la ruta del principal insumo del narcotráfico
PICHARI. ¿Cómo el kerosene, el combustible que antaño era usado de forma masiva para cocinar alimentos y para el alumbrado público, puede llegar sin restricciones a lugares tan remotos como la quebrada Mazángaro, ubicada en plena selva de Vizcatán? ¿Cómo centenares de galones del combustible utilizado por los narcotraficantes para extraer el ilegal alcaloide de la hoja de coca acaban en una región que apenas se ubicaba en los mapas, pero que en el año 2008 ya competía con las zonas de Palmapampa y Oreja de Perro en albergar las pozas de maceración más grandes del convulsionado valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE)?
El Comercio se hizo estas preguntas hace algunos días cuando llegó a Mazángaro, que fuera territorio utilizado por el narcotráfico y sus aliados de Sendero Luminoso (SL) hasta que el Ejército llegó aquí, en agosto del año pasado, los desalojó e instaló una de sus bases clave en Vizcatán. En esta zona —otrora punto de procesamiento y almacenamiento de insumos químicos (kerosene y ácido clorhídrico) del VRAE— acabó el recorrido que hizo este Diario para establecer la pista que sigue el insumo más requerido por las mafias del valle desde que sale de las refinerías de la costa, atraviesa la vía Los Libertadores en cisternas rumbo a Ayacucho, llega a grifos o estaciones de servicio del lugar y termina en pozas donde se “cocina” parte de las 320 toneladas de droga que el narcotráfico envía anualmente al exterior.
Fue durante el viaje —ahora que entró en vigencia el Decreto N° 045-09, pero que inexplicablemente da plazo hasta junio del 2010 para acabar con la venta del kerosene— que se vislumbró el explosivo coctel que allí busca atacar dicha norma: el crecimiento de locales autorizados para vender este producto en el VRAE (de poco más de 20 locales en el 2005 a 34 en el 2009), el alto precio del llamado combustible de los pobres (S/.13 el galón en Huamanga, S/.18,50 en San Francisco, más de S/.20 en Llochegua y hasta S/.45 en Pangoa), los grupos (casi todos originarios de Ayacucho) que dominan el negocio en la zona y los fuertes abastecedores de kerosene en Lima que también operan en el VRAE, algunos de los cuales registran antecedentes por narcotráfico.
En el caso del VRAE, fuentes de inteligencia antidrogas que operan en la región, revelaron que solo tres grandes grupos oriundos de Ayacucho controlan casi la mitad de los 34 grifos o estaciones de servicio que compran y venden kerosene en Huamanga y en todo el valle. Estas agrupaciones, que utilizan el nombre del titular del negocio, de sus parientes o de empresas que se dedican a la venta de otros combustibles, productos agropecuarios, artículos de ferretería o de marmolería, tienen locales en Ayacucho así como en los distritos cocaleros de Ayna, Santa Rosa, San Miguel (La Mar), Sivia, Llochegua (Huanta) y hasta en la localidad cusqueña de Pichari (La Convención), lugares en donde la leña se impone como el combustible para cocinar ante la nula demanda casera del kerosene.
También cuentan con otras empresas dedicadas a la distribución minorista en Lima y al transporte de kerosene al interior del país, ya que tienen camiones cisterna para la venta del producto fiscalizado a entidades públicas y privadas. Las fuentes revelaron que inteligencia antidrogas investiga los principales negocios de venta de kerosene en el valle (que comprende Ayacucho, Cusco y Junín), pues se sospecha que varios de ellos estarían siendo utilizados por mafias del narcotráfico. Estos locales también son abastecidos por grifos de los conos de Lima, que en el 2008 compraron más de la mitad de los 504 mil galones de kerosene que se produjeron en el país (basta y sobra para elaborar unas 320 toneladas de droga).
LOS GRANDES DEL VRAE
Uno de estos grupos en la mira de inteligencia de la PNP, aun cuando cuenta con autorización del Ministerio de Energía y Minas (Minem), lo encabeza Maximiliana Herreras Condemaita, gerenta de la empresa Servicio Continental. Esta persona, natural de Huancayo, tiene tres locales de venta de kerosene en Santa Rosa y San Miguel. Hace algunos días este Diario llegó a la estación de servicio que ella tiene en este último distrito, ubicado en la avenida 15 de Octubre s/n del centro poblado Palmapampa (a diez horas por tierra desde Ayacucho, previo cruce del río Apurímac en bote) y a pocas cuadras de la principal base antidrogas que tiene la policía en todo el VRAE.
Allí, en el negocio más grande de su tipo en la zona, intentamos comprar kerosene, pero nos dijeron que no vendían. Extraña respuesta si tenemos en cuenta que Servicio Continental figura en la lista actualizada del Minem que registra los negocios con permiso para comercializar ese producto. La empresa de Herreras no llamaría la atención, a pesar de tener sucursales en la zona cocalera, si no fuera porque ella fue investigada por tráfico de drogas, según consta en un documento policial.
En el caso de Herreras Condemaita, los documentos a los que se accedió revelan que ella fue denunciada por desvío de insumos químicos a través de su empresa. Por si fuera poco, su hermano Mauro fue detenido en 1998 con pasta básica de cocaína.

Sin embargo, Maximiliana Herreras no es la única empresaria del kerosene que despierta sospechas en la policía. Un segundo grupo de poder en este negocio lo forma el numeroso clan familiar de los Pérez Ayvar, que se inició en la venta de combustibles en la década de los 90.

EL CONSORCIO PÉREZ
Los integrantes de esta familia, originaria de Tambo (La Mar), tienen cinco negocios habilitados para vender kerosene y diferentes sucursales: una estación de servicios en Ayacucho y grifos en Huamanga, en los poblados de San Francisco (Ayna), Palmapampa (San Miguel), Huanta (Sivia), en el caserío cusqueño de Ccatunrumi (Pichari) y en Quimbiri. Uno de sus locales más importantes está en San Francisco (a ocho horas de Ayacucho), localidad considerada como la puerta de ingreso al valle. En este último lugar, a lo largo de cinco cuadras de la avenida Huanta y antes de llegar a la comisaría del lugar y al único Banco de la Nación del VRAE, existe el mayor número de estaciones de servicio de este distrito de 10 mil habitantes. En un breve recorrido contamos cuatro locales dedicados al negocio del kerosene y seis que vendían otros combustibles.
Aquí —en esta avenida y al interior de una casa de dos pisos— ubicamos el grifo de kerosene de una de las hijas del clan Pérez Ayvar con surtidores que se encontraban junto a balones de gas y enormes cilindros que se utilizan para almacenar este combustible. Toda esta situación sorprende a la policía, pero no tanto como la información que indica que esta familia —que figura como distribuidora minorista de este producto y vinculada al negocio del transporte— tendría control sobre otros dos locales de kerosene, pero a nombre de la ayacuchana Leida Carbajal Gonzales (32), gerente de Multiventas Aldair.
Uno de estos establecimientos está en la avenida Huanta N° 103 (distrito de Sivia), dirección que también figura como una de las sucursales de los Pérez Ayvar. Luego de recorrer San Francisco y Palmapampa, este Diario llegó a dicho local en Sivia. Este es uno de los últimos puntos en el largo camino que siguen los vehículos de transporte pesado o colectivos de servicio público que se dirigen a Llochegua (a una hora de viaje) o Canaire (otras tres horas). Después de este punto la selva ayacuchana lo cubre todo y apenas se puede acceder a Unión Mantaro, la puerta de ingreso a Vizcatán.
CISTERNAS Y KEROSENE
Un tercer grupo de vendedores de kerosene al que presta atención la policía lo forman los hermanos ayacuchanos Jesús, Ángel, Samuel y Víctor Quispe Guerra, quienes tienen una estación de servicios y dos grifos en Ayna, Sivia y Pichari. Además, figuran como transportistas de dicho producto, pues tienen cinco camiones cisterna a su nombre con capacidad para 9.000 galones. Los hermanos también cuentan con dos permisos para vender kerosene en diferentes grifos.
A ellos también está vinculada Sonia Gamarra Guerra, gerente de la empresa Gamarra S.R.L., quien tiene dos establecimientos de kerosene en Santa Rosa y Ayna. En este último distrito encontramos una de las estaciones más grandes de la zona (avenida Huanta N° 128, San Francisco), que además figura como dirección de los Quispe Guerra.
Los tres grupos mencionados no son los únicos proveedores de este producto en el VRAE. Otros comerciantes menores, en esta lista de 34 locales autorizados, también están en la mira de la Policía Antidrogas que ya parece tener clara esta fórmula: sin kerosene no hay pasta básica y sin esta no hay cocaína.
EL DATO
¿Y quién fiscaliza?En teoría, los encargados de controlar y fiscalizar la venta de kerosene son la Policía Antidrogas, el Ministerio de Energía y Minas, el Ministerio de la Producción y Osinergmin.
LAS CIFRAS28 productos (entre ellos el kerosene) integran la lista de sustancias fiscalizadas, por ser utilizadas para la elaboración de la droga, según una ley que entró en vigor en el 2005.
3 son los insumos más incautados en los últimos años por la Dirandro: el kerosene, el ácido clorhídrico y el óxido de calcio.
320 toneladas de cocaína se produjeron en el Perú el 2008.

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