sábado, 20 de junio de 2009

SE PASO OLLANTA HUMALA



La reacción de los ollanteros y su mismo líder Ollanta Humala sorprende a centenares de miles de peruanos porque simplemente nos consideran "tontos útiles" o poco ilustrados de nuestra realidad.
Si no preguntaríamos ¿ Qué buscan con una justificación de los trágicos actos de Bagua?;
¿ Porqué, Humala se presenta como "mediador" con Evo Morales? ¿Porqué creen que sus expresiones públicas coinciden con el de las mayoría de peruanos? ¿ Cuál es su juego en la democracia? ¿ Acaso intentan derrocar al gobierno elegido en las urnas?
Acaso los humalistas creen que los peruanos desconocemos que enorme compromiso con los gobiernos de Evo Morales y Hugo Chávez?
Hoy deseo que reflexionemos sobre dos puntos de vistas interesante sobre el comportamiento de Ollanta Humala:


¿Quién pide perdón del otro lado?

Por: Juan Paredes Castro

El líder del Partido Nacionalista Ollanta Humala dice que Yehude Simon debe irse del Gabinete porque “tiene las manos manchadas de sangre”.

¿Quiénes de los involucrados en el conflicto de Bagua, autoridades de uno y otro lado, policías y nativos, negociadores y agitadores políticos, están libres de responsabilidad en la gestación, maduración y explosión de los hechos? ¿Acaso no sabe el señor Humala que el conflicto estalló apenas la mayoría parlamentaria decidió aplazar la derogatoria de la llamada ley de la selva, gracias a la demora de la bancada nacionalista en su ingreso al hemiciclo del Congreso?

¿Quién pecó de comisión? El Apra. ¿Y quién pecó de omisión? El humalismo. Así de repartidas están las cosas en un conflicto frente al cual no es tan sencillo preguntar quién, libre de culpa, puede tirar la primera piedra.

Las comunidades nativas estaban esperando que se produjera en el Congreso el rechazo a la derogatoria de la llamada ley de la selva para levantarse como se levantaron. ¿Dónde estuvieron entonces los parlamentarios humalistas para impedirlo?

Justo cuando el presidente Alan García pide perdón, reconoce errores del gobierno y llama a la reconciliación, lo primero que señala Humala es la sangre en las manos del primer ministro y no aquella en las manos de quienes emboscaron, torturaron y mataron policías.

Es realmente inaceptable la demanda de responsabilidades hacia un solo lado, el gobierno y sus ministros Simon y Cabanillas, excluyendo el otro, donde, en tierra amazónica, alguna rendición de cuentas tiene que haber por la horrorosa muerte infligida a 24 policías.

Claro que debe haber una investigación profunda . Claro que deben señalarse responsabilidades concretas. Pero incluyendo a quienes hoy se rasgan las vestiduras como si no hubieran tenido nada que ver, desde dentro o desde fuera, con el conflicto.

¿No sería equitativo que Humala le pidiera al asilado Alberto Pizango asumir su cuota de responsabilidad en la crisis, de la misma manera como invita a Simon dejar el gobierno? No hay sangre que valga más que otra en esta tragedia, señor Humala.



Expreso Lima-La Paz


Por Mirko Lauer

Por fin Ollanta Humala ha advertido que la primera víctima de la ofensiva de declaraciones de Evo Morales contra el gobierno peruano es su candidatura presidencial. Luego de mantener tantas cuidadosas distancias frente a Hugo Chávez, ahora es Morales quien va camino de volverse un argumento electoral contra Humala.

Ese es el sentido de su oferta de reunirse con Morales y tratar de disipar la mala química con el Perú. De lograrlo mataría varios pájaros de un tiro: neutralizar un peligro electoral, realizar una tarea patriótica, dejar en offside a la Cancillería y ganar algo más de palanca frente a los movimientos del sur andino.

El cálculo es hábil, pero no exento de peligros. Pues Humala podría quedar hipotecado a la moderación de Morales, y Morales a su vez aparecer como una suerte de garante de Humala.

Entonces la versión de los críticos sería algo así como que Morales se calla porque cuida a un caballo de Troya sobre el terreno en el Perú.

Reforzaría el anterior argumento la especulación sobre qué ganaría Morales con hacerle caso a Humala. Lo primero que viene a la mente es que ganaría un fortalecimiento de este político peruano en particular. Con lo cual la imagen de hombre de Morales que se busca neutralizar quedaría más bien fortalecida.

Luego está la curiosidad frente a por qué Humala se tomaría la molestia de calmar a un mandatario vecino cuando no ha hecho nada parecido con los diversos movimientos de protesta de estos tiempos. ¿Lo que podría ser bueno para Morales no hubiera sido bueno también para Alberto Pizango, por ejemplo?

En las actuales circunstancias la sola foto de Humala con Morales, de producirse, funcionaría en relación al candidato como un ícono mucho más fuerte que cualquier estabilización que se pudiera alcanzar. Más fácil, y eficaz, podría resultar hacerle los pedidos a Morales desde los medios limeños, y con ello dar un ejemplo a otros políticos opositores.

Es un hecho que las relaciones diplomáticas Bolivia-Perú necesitan entrar en cuidados intensivos. Sin embargo Morales parece cómodo con la situación, y es probable que no le disguste la imagen de inspirador a distancia de un movimiento social indígena victorioso en el Perú. ¿Qué podría moverlo a entrar en una cura de silencio?

Mucho más efecto tendría la mediación de una persona con capacidad de comprometer al gobierno peruano con un curso de reconciliación. Lo cual en principio no es el caso de un opositor calificado como Humala. Entre otras cosas porque no es solo a Morales a quien hay que pedirle que baje el tono de las declaraciones.


AHORA USTEDES SAQUEN SUS PROPIAS CONCLUSIONES

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