lunes, 1 de junio de 2009

OJAL: EL PUBLICO ES EL GRAN LECTOR




Un casi desapercibido artículo que ha publicado en su acostumbrada columna Ricardo Vásquez Kunze, en Perú 21, me ha llamado poderosamente la atención porque contiene un ingrediente sumamente sencillo, claro y directo: El ciudadano de a pie es el gran lector y, a su vez, el gran elector de lo que quiere elegir y, por consiguiente, leer.
Así de simple y de fácil.
Usted mi querido lector decide qué lee, qué escribe y qué mira; y está comprobado que no existe un inmenso poder mediático ni poder político ni económico que manipule o trate de tonto útil a un ciudadano de a pie.
El argumento de Ricardo Vásquez Kunze trae a bajo ese sambenito que se puede manipular vilmente a la llamada opinión pública que es usted, yo y todos nosotros, pero que no nos chupamos el dedo creyendo a pie juntillas lo que dicen los periodistas que se consideran los dueños de la verdad, los únicos que tienen la razón, la verdad, el derecho y su opinión en su bolsillo o en su lengua.
No es así. Y en los tiempos de la globalización tampoco es así.
Hoy todos tienen derecho, desde el humilde lustrabotas hasta el más sencillo profesional o ama de casa, de opinar a su manera, de elegir lo que le gusta y bailar lo que le viene en gana y, realmente, no pasa nada porque todos tienen derecho a todo.
Y en este artículo de Ricardo Vásquez Kunze nos invita a reflexionar sobre el papel que tiene no la prensa, sino el gran lector y, por su puesto, el gran elector.

¿A quién manipula la prensa?


Autor: Ricardo Vásquez Kunze


Guillermo Giacosa, mi ilustre vecino de estas páginas, no deja de sorprenderme jamás. Sin duda alguien que, a estas alturas de su vida, todavía cree posible mejorar a la humanidad, no es de este mundo aunque todavía esté entre nosotros.


Me encantan sus columnas porque me trasladan al siglo XIX, el reino de las utopías que, lamentablemente, el siglo XX terminó por convertir en realidades de horror.Sospecho que es por ese jet lag histórico que Giacosa dice muchas cosas que para cualquier observador con los pies en la tierra, causan la admiración propia de las reliquias vivientes.


Una de esas cosas que ha llamado mi atención es que la prensa, no ya en los sistemas totalitarios, sino en los sistemas abiertos, manipula a su antojo la información para, en alianza con el poder económico, mantener a la población en estado vegetal.


El problema con los “mejoradores de la humanidad” es siempre el mismo.


Parten de la premisa de que todos deberían ser como ellos.


En el caso de Giacosa, buenos, inteligentes y críticos.


Y, entonces, como la medida del mundo son ellos, luego, si todos tuvieran la oportunidad de una información correcta, todos pensarían más o menos como ellos.


De ahí se sigue que quienes no piensan en consecuencia, o son manipulados o son manipuladores.


Pero el hecho es que, en todo nivel social, la gente lee, escucha y ve solo lo que le conviene.


En este sentido, quienes manipulan la información para quedarse con la que le gusta no es la prensa sino la gente.


Al pueblo, para usar una antigualla sociológica, no le interesa en lo más mínimo la guerra de Iraq, las torturas de Cheney o el gulag de Guantánamo, porque no le afecta.


Le interesa la calata del Trome, los chismes de Magaly y los goles del Bocón.


¿Que esto es así porque no se le ha dado la oportunidad de que sea de otra manera?


¿Porque se le ha embrutecido para que no piense?


¿Porque no se ha desarrollado su conciencia de clase?


No lo creo.


La izquierda peruana, por poner un ejemplo, se la pasó durante décadas “concientizando” a las “masas” en trabajos de campo para que, al final, los concientizados terminaran votando tres veces por Fujimori, decididos a repetir el plato, pese a toda la información sobre sus crímenes y raterías.


Y en el plano “superior” es lo mismo.


Un liberal leerá Perú.21 o Correo.


Un marxistoide comprará La Primera y un progresista de salón “Le Diplo”. Y así por el estilo.


Cada cual buscará reforzar sus ilusiones y nada más.


Así pues, mi querido amigo Giacosa, en las sociedades abiertas y en todos sus estratos, quien manipula realmente la información a su antojo es el consumidor y no la prensa.


Más bien es la prensa la manipulada por sus consumidores para no salirse, aunque quisiera, del enfoque que ellos buscan.

¿Que por qué esto es así? Muy simple. Porque no vivimos en Utopía.


Es para reflexionar...si o si

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