martes, 2 de diciembre de 2008

Prensa no come otorongo, menos a Raffo

La complicada situación del fujimorista Carlos Raffo se complica aún más cuando pretende restar importancia a su "visita privada" a Rómulo León Alegría. En Ampliación de Noticias de RPP, en el debate que sostuvo con el Presidente de la Célula Parlamentaria Aprista, Aurelio Pastor, buscó colocar en el imaginario del oyente que si bien cometió un error al visitar a RLA, quiere echarle la culpa al APRA de esa visita considerada su desliz polìtico y peor aún cuando menosprecia las opiniones de dos importantes diarios de circulación nacional y el punto de vista de César Hildebrandt, en el diario La Primera.

Obivamente, nadie puede creer que hay una concertación de ideas para atacar al fujimorista Raffo, cuando es por todos conocidos las posiciones abiertamente discrepantes entre el Diario Comercio y Expreso y tal critica es mayor cuando se trata de Cèsar Hildebrandt.

Por es necesario leer que dicen ellos sobre el caso Raffo, a quien nadie - ni el APRA, ni ningún miembro de la Comisión Abugattas - lo indujo ni le autorizaron ir al Penal San Jorge y pedir una visita con Rómulo León Alegría y peor aún cuando mintió a la prensa acerca de esa extraña visita.

EDITORIAL EL Comercio

El congresista tiene que ser (y parecer) honesto
La comisión parlamentaria responsable de investigar el mayor escándalo de corrupción denunciado en este gobierno ha preferido hacerse de la vista gorda y ratificar al congresista fujimorista Carlos Raffo, pasando por alto que este se reunió con el inculpado Rómulo León Alegría en el penal San Jorge, a espaldas de su grupo de trabajo.

Más allá de las normas vigentes, que según la comisión no prohíben que los congresistas investigadores se reúnan a escondidas con sus investigados, lo que correspondía era separar al congresista fujimorista básicamente por una cuestión de transparencia y para desterrar cualquier velo de duda sobre las pesquisas que se llevan a cabo.
No se conocen aún las verdaderas razones que motivaron al voluntarioso Carlos Raffo a entrevistarse con León Alegría de manera privada. En su actitud, sin embargo, llaman la atención varias cosas: primero, que haya negado la reunión con el ex congresista aprista y, después, que reconozca que sí se realizó. Tampoco queda claro por qué, si se había anunciado un interrogatorio de la comisión, el parlamentario fujimorista decidió adelantarse sin contar siquiera con la autorización del presidente del grupo de trabajo.
Lo cierto es que, además de vocero y operador político del fujimorismo, Raffo es un perturbador y provocador permanente, sobre todo en coyunturas trascendentales para su líder, y con una agenda bien definida que podría resumirse en el juramento que hizo el día que ocupó una curul en el Congreso: juró "por Dios, por la patria y por el fujimorismo".
Evidentemente, tampoco queda claro por qué la comisión que preside Daniel Abugattas solo le aplicó una llamada de atención que, aunque se ha calificado de 'severa', resulta insuficiente frente al error cometido, y que el propio Raffo ha reconocido como inoportuno, inapropiado y desafortunado.
Hasta ahora, pese a los errores y la falta de preparación que eventualmente exhiben algunos de sus miembros, esta comisión parlamentaria venía cumpliendo meridianamente la responsabilidad que se le había encomendado. Lo último, sin embargo, ha sido un craso error que incluso podría ser utilizado por algunos sectores potencialmente interesados en boicotear su labor.
Raffo podría retrucar, como lo ha hecho, que también diversos medios de comunicación sostuvieron variados encuentros con León Alegría. Sin embargo, los periodistas no son miembros titulares de la comisión que investiga al aprista (que, dígase de paso, ofreció una gran cantidad de entrevistas con la anuencia del INPE).
No pretendemos que se desate una tormenta en un vaso de agua, menos aun ante la retahíla de tareas pendientes que el Congreso no ha cumplido. La democracia, no obstante, exige transparencia en el manejo de la cosa pública y su fiscalización .
Nos queda claro que en el Congreso tendría que aplicarse el dicho popular sobre la mujer del César: además de honestos y honrados, los parlamentarios deben parecerlo, más aun cuando tienen que investigar actos de corrupción y hasta delitos, como los que se deducen del caso de los 'petroaudios'.

Vergüenza en el Congreso, por César Hildebrandt, diario La Primera.

El señor Daniel Abugattás Majluf tiene, a veces, la coherencia de Moe, el de Los Tres Chiflados.O sea que Carlos Raffo ha hecho –según las propias y desganadas palabras de Abugattás- “algo desafortunado, lamentable y censurable” (al visitar durante una hora a Rómulo León), pero, sin embargo, Raffo sigue siendo parte de la comisión que juzga ética y políticamente a quienes resulten involucrados en el caso de los petroaudios (donde León es figura estelar).Fue triste escuchar ayer a la comisión que preside Abugattás respondiendo taradamente a las pertinentes preguntas de algunas periodistas. Y más triste todavía ver a Abugattás haciendo de escudero de Raffo, de matón de Raffo, de amigote de Raffo y, al final, de fugitivo de la prensa. Y todo porque, un par de horas antes, el muy persuasivo Víctor Andrés García Belaunde (mucho más García que Belaunde en este caso) fue a arengar a la comisión a que “no se dejara amedrentar por el Apra” y a que mantuviera a Raffo en su seno (que ahora parece el de Monique Pardo).Como si de aprismo o de antiaprismo se tratara esto. Como si no se tratara de librarse de la plaga de ratas que ya llegó a la comisión Abugattás.Pero lo peor de esta comedia en extremo vulgar ha sido la explicación que diera Raffo a Abugattás y a sus desteñidos secuaces de tongo y comisión.¿Que cuál fue esa explicación?Fue muy sencilla. Raffo dijo que fue hasta donde Rómulo León, con permiso del Inpe y de espaldas a la comisión, para decirle al picabolsos ése que no se preocupara, que él (León) no era el blanco de la comisión, que contra él (León) no era la cosa y que la meta de la comisión era, en realidad, “conocer las implicaciones políticas de todo este asunto”.¡Como si León fuera a guiar a la comisión Abugattás al puerto de las conclusiones cuando lo que quiere es disfrazarse de sirena y distraer a los “comisionados”! ¡Como si a León le interesara que se descubriera a los padrinos de su mugre! ¿Raffo es o se hace? ¿Y Abugattás, ya es? Y Víctor Andrés, ¿a quién le quiere hacer la avioneta? Lo que en cristiano quiere decir todo esto es que Raffo fue a decirle a León que no considerara hostil a la comisión Abugattás y que el tácito canje propuesto podía ser benevolencia congresal a cambio de un ventilador de mierda puesto a funcionar por el que fuera aprovechado sirviente de Canaán. A más ventilador, más generosidad. A más mierda, más indulgencia parlamentaria. Como surtidor de tal producto, no dudamos de que León pueda cumplir con cualquier encargo. Lo que no sabemos es qué otras propuestas le habrá formulado su muy semejante interlocutor. Y el pobre Abugattás se ha tenido que complicar en esta inmundicia. Deben haber sido órdenes, supongo. O Tánatos apoderándose de su voluntad (como en los tiempos en que tomaba litros de Red Bull y terminaba trompeándose con los fotógrafos). O arreglo con un sector del fujimorismo prontuariado. O asesoría de Rospigliosi, el moralista invertebrado que tiene dos muertos en su clóset de ex ministro y fue consejero y apologista de un presidente alcohólico con parentela de ladrones y cuentas de Soros desaparecidas.Carlos Raffo tendría que estar en la cárcel si la justicia peruana no estuviese contaminada hasta el tuétano del mal francés que mató moralmente a Alejandro Rodríguez Medrano. Porque la verdad es que el informe de la Cuarta Fiscalía Penal en contra suya es devastador. Este individuo, que hoy perora sermones benedictinos, recibió decenas de miles de dólares de plata inmunda, la que le fue dada en el inmundo SIN para defender a la inmundicia de gobierno que tuvo el tino de alquilarlo. Y Raffo sabía de dónde venían esos billetes marcados y de qué covachas procedían las consignas que él tenía que convertir en mítines, eslóganes, banderolas, tecnocumbias, camisetas y picapica carnavalera.Y su proceso judicial está estancado porque tiene más de un padrino poderoso y supremo en ese poder judicial que algún día el Perú digno deberá de incendiar y escarmentar.Y como su proceso está estancado, a pesar de la contundencia del informe de la Cuarta Fiscalía Penal, Raffo aprovecha y ahora es Savonarola predicando, charco que pretende ser alcohol medicinal, tacho de sobras que quiere pasar por púlpito y por podio.Y este señor que debería de estar preso va donde el hombre que ya está preso y le dice que la comisión Abugattás no tiene nada en contra suya. Y, presa de un súbito desmayo mental, Abugattás defiende la permanencia de Raffo en una comisión que debería de haber sido impecable y que ahora está sucia y apesta.Si la malicia nos guiara, pensaríamos que Raffo ha ido donde León para quitarle, precisamente, legitimidad e imagen a la comisión Abugattás. Tratándose del fujimorismo y de Raffo, todo es posible y el tiempo irá quitándole vendas a los ciegos. Lo que resulta absolutamente irónico es ver al señor Abugattás, embajador del humalismo en el Congreso, defendiendo a Carlos Raffo y diciendo que hay errores que son faltas y faltas que se pueden disculpar “por fines superiores”.Aquí lo único superior es que se descubra todo en relación a los petroaudios y que, junto a León, caigan los ex ministros (incluyendo a ex premieres) que tengan que caer y los secretarios de Palacio que deban pagar culpas y hasta el mismísimo doctor García si autorizó toda la porquería que León y Químper revelaron coloquialmente.Eso es lo superior. Lo inferior es proceder como ha procedido Abugattás. Porque nada costaba reafirmar los propósitos de la comisión, expulsar a Raffo como se lo merecía, sustituirlo por alguien de la misma bancada y proseguir, tras la deposición, cumpliendo con decencia –y más ligeros de equipaje- la tarea.¿Y Humala habrá aprobado que Abugattás se haya convertido en el Nakazaki de Carlitos Raffo? ¿Eso es también nacionalismo en acción?

Editorial, diario Expreso

¿Comisión objetiva?

Las comisiones investigadoras congresales de un tiempo a esta parte han venido perdiendo credibilidad y seriedad. Pensemos en cuántos grupos parlamentarios, designados para hacer pesquisas sobre diversos casos, han acabado tantas veces sin encontrar responsables cuando no durmiendo –sus conclusiones– el sueño de los justos. Comisiones las ha habido de todo tipo, con muchos o pocos integrantes; las hay conformadas por representantes de los principales partidos o micromovimientos que en rigor son apenas rótulos o clisés. Pero casi siempre el común denominador es que las comisiones incumplieron su cometido.Ahora vayamos al caso de la llamada comisión investigadora Abugattás (conformada por los congresistas Carlos Raffo, Édgard Reymundo, entre otros), cuyo propósito es pronunciarse sobre los “petroaudios” protagonizados por Rómulo León Alegría, Alberto Quimper y Ernesto Arias Schreiber, diálogos en los cuales supuestamente se da cuenta del éxito en la buena pro de cinco lotes petroleros a favor de la empresa Discover Petroleum International. Sin embargo, como los protagonistas de esos audios ya están procesados ante el Poder Judicial, debería primar el principio de separación de poderes. La ley establece que los juzgados del país son los que tienen exclusividad para realizar las instrucciones penales y, en su momento, los juicios orales que permitirán castigar a quienes resulten responsables. Más aún si la actitud de algunos parlamentarios tiende a enervar la reserva procesal. En puridad, lo que correspondería en este caso es que se deje trabajar a la Judicatura, suprimiendo el protagonismo de la referida comisión. Con mayor razón cuando algunos de sus miembros buscan interferencias políticas, como suele ocurrir cuando adelantan opinión, restándole majestad, objetividad, prestancia y confiabilidad a la investigación que deberían realizar con prudencia y reserva. Nos referimos a la visita privada del congresista Carlos Raffo al procesado Rómulo León Alegría en el penal de Reos Primarios (ex San Jorge). Además hay que recordar que el citado legislador primero negó la reunión. Y fue recién ante las evidencias que mostró nuestro diario que reconoció haber conversado “solo 20 minutos”, otra falacia pues lo hizo por espacio de una hora. Esta mentira en todo caso no ha sido solo cínica –respecto del presidente y sus colegas de la comisión que investiga los petroaudios– sino también ante la prensa y frente al país. Entonces, con este tipo de sombras, manoseos y subjetivismos dentro de una comisión supuestamente fiscalizadora, ¿acaso puede el Congreso seguir adelante con la investigación? A la luz del respeto a la especialización de poderes, mejor sería dejar al PJ que cumpla su función de manera imparcial y sin interferencias.

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