martes, 12 de mayo de 2009

LA BURLA DEL VASO DE LECHE


Realmente, saca pica la forma tan descarada como algunas dirigentas del programa social "El Vaso de Leche", paulatinamente desnaturalizan, con inconfesables propósitos de firmas empresariales dedicadas a este negocio, este programa que debería favorecer a miles de niños peruanos.

Uno de los importantes diarios del Perú ha puesto el dedo en la llaga y pide una profunda reflexión que motive el cambio no solo de aptitud sino del propio sistema a fin de sincerar a los beneficiarios de este programa creado por el desaparecido alcalde limeño, Alfonso Barrantes Lingán.

Con el editorial de hoy de "El Comercio" y su amplio informe los dejo para la reflexión:

¿A quién beneficia el programa del Vaso de Leche?

Hace cuatro años, aproximadamente, se demostró que por lo menos un millón de personas se beneficiaba ilegal e injustamente con el Vaso de Leche, el más antiguo de los programas sociales gubernamentales.

Hoy, como ha dado a conocer El Comercio, estas irregularidades no solo se mantienen, sino que cientos de niños, madres gestantes, adultos mayores y enfermos de tuberculosis continúan sin recibir lo que puede ser un alimento básico dentro de su precario nivel nutricional.

Esto es imperdonable, sobre todo en un país que aún debe remontar sus índices de pobreza y de pobreza extrema, en especial, en la sierra rural, y donde los programas sociales constituyen una vía indispensable para atender las necesidades de los sectores más desprotegidos.

Como señalan los expertos, el programa que creó el ex alcalde Alfonso Barrantes no se puede suprimir de un día para el otro ni de manera radical, pero sí se puede mejorar su gestión de variadas maneras.

En primer lugar, el Gobierno no puede seguir postergando la reforma del Vaso de Leche ni la tarea de reimpulsar el resto de programas sociales, para que la población desvalida se inserte en el mercado laboral, por ejemplo a través de Pro Joven o A Trabajar Urbano y Rural. Luego, para impedir la escandalosa infiltración, llama la atención que las autoridades no hayan logrado aún conciliar con las madres que se encargan de la repartición del producto para mejorar la focalización del programa y beneficiar a quienes realmente lo necesitan.

Ello no impide estudiar la aplicación de medidas más drásticas, como sancionar a las personas responsables de los comités comunales que incumplen sus obligaciones, que comercializan la leche entre terceros o simplemente la almacenan para favorecer a su entorno familiar, incurriendo en especulación y acaparamiento.

Recordemos que hace algunos años se comprobó que el 30% de los recursos destinados al programa no llegaban a su destino, una fuga terrible que lamentablemente se mantiene.

También subsiste la falta de un registro eficiente de beneficiarios, una labor que las municipalidades distritales nunca cumplieron a cabalidad con las consecuencias que ello ha acarreado.

No olvidemos tampoco que, en los últimos cinco años, varias comunas han sido seriamente cuestionadas cuando se denunció que habían incurrido en actos de corrupción en la compra de la leche, por la cual pagaban más de lo que costaba en un supermercado. Hoy la Contraloría General de la República verifica cómo se ejecuta el presupuesto, pero no existe ninguna institución que se encargue de evaluar si el programa del Vaso de Leche está cumpliendo sus objetivos nutricionales.

Esto no puede continuar. El Gobierno tiene en sus manos la posibilidad de terminar con la corrupción, la mala gestión y la pésima administración de los recursos que se ha detectado, no ahora sino hace varios años en este programa. Con cifras del 2005, por lo menos tres millones de peruanos no están recibiendo la leche, aunque sus niveles de pobreza y desnutrición los convierten en beneficiarios obligados.



NO SON TODOS LOS QUE ESTÁN


Programa social del Vaso de Leche está lleno de infiltrados


Solo el 46% de los pobres se beneficia. Especialistas plantean sanear el registro


Más allá de las rejas negras que encierran este pequeño local del sector 1 de Villa El Salvador, la triste realidad se observa de lejos, pero claramente: un papel escrito con plumón azul indica que hoy, quizá mañana y solo Dios sabe hasta cuándo, no habrá ración de leche para los niños de la zona. “Aún no nos ha llegado el recurso”, dice una mujer, en una casa cercana. Ella es una de las coordinadoras del Vaso de Leche del sector, pero no puede (o no quiere) compartir la razón de esta demora.

En La Victoria, una cara distinta se alza sobre el cerro El Pino: en el pequeño zaguán de Sonia Rivera, tres niños esperan por las últimas tazas de leche que faltan para que la olla que preparó desde las cinco de la mañana se termine.

La mujer atiende a 80 beneficiarios del programa, pero las 70 bolsas de leche que recibe por semana del Estado son tan solo un paliativo para un problema con más preguntas que respuestas. ¿Qué ha pasado con uno de los programas sociales más relevantes del país, luego de 26 años de haber sido creado?

EL COSTO DE INFILTRARSE

Desde hace varios años, el presupuesto que el Gobierno destina al Vaso de Leche es de 363 millones de soles por año. Con él se beneficia a tres millones de personas. Pilar Britto, presidenta de la Organización de los Comités del Vaso de Leche de Lima y Callao, explica que, de ese monto, S/.107 millones se destinan a los 25 mil comités de Lima y Callao. Los distritos que reciben más dinero son Comas, San Juan de Lurigancho y Villa El Salvador, agrega.

Sin embargo, un último estudio sobre el programa, culminado este año por el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES), reveló que, del total de beneficiarios, un millón no deberían pertenecer a él, pues no forman parte de su población objetivo: no son niños entre 0 y 13 años, madres gestantes y lactantes, adultos mayores o enfermos de tuberculosis.

Los infiltrados, como se los conoce, son uno de los problemas mayores de los programas sociales del Gobierno, opina Álvaro Monge, uno de los autores del estudio. ¿Pero quiénes son?
Varias mujeres de comités de Vaso de Leche en Villa María del Triunfo, La Victoria y Villa El Salvador señalaron que se trata, sobre todo, de familiares de las personas encargadas de repartir el producto y que no deben estar en el programa, pero que se mantienen allí incluso después de que ya murieron.

Una pobladora de El Pino refirió que de los 58 comités que funcionan en la zona, al menos una docena incumple continuamente la entrega de las raciones. “Se la quedan en sus casas”, lamentó.

FUERTE IMPACTO NEGATIVO

Pero el problema no queda allí. El Comercio accedió al diagnóstico que meses atrás hiciera un grupo multisectorial integrado por varios ministerios sobre el programa y halló varias falencias que hasta hace un tiempo se mantuvieron solo en el campo de la especulación. Se comprobó que en Lima la mayoría de los beneficiarios no son los niños de 0 a 6 años, es decir, la prioridad del programa según la Ley 24059, y quienes representan ahora solo el 35% de los que reciben la ración de leche diaria. El 65% restante lo componen los niños de 7 a 13 años, adultos mayores y madres gestantes y lactantes.

El problema, no obstante, alcanza ribetes vergonzosos, pues apenas el 46% de la población pobre del país (con ingresos menores a S/.345 mensuales) se beneficia con el programa. Es decir, de cada diez vasos de leche que el Estado entrega, más de la mitad se entrega a personas que no deberían estar en el programa.


NADIE QUIERE INFORMAR

Sobre esto último, el Decreto de Urgencia 039, de fines del año pasado, ordenó a las municipalidades entregar al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) la información de los beneficiarios de sus distritos semestralmente. Con ello, se intentaba borrar otro de los puntos frágiles del programa: la débil identificación y monitoreo de los beneficiarios.

Lo paradójico es que, a la fecha, el MEF solo ha podido confirmar la información de 32 de las 1.834 comunas del país, de las cuales 13 son de Lima. Una de estas es Villa El Salvador, que desde el 2006 cuenta con un registro electrónico de beneficiarios para los 580 comités del distrito, refiere Jessica Ballón, subgerenta municipal de Programas Sociales. Este permite depurar cada tanto a los 77.448 beneficiarios y excluir, por ejemplo, a los menores que cumplieron 14 años.

PARA ALIVIAR EL PROBLEMA

La semana pasada, el jefe del Gabinete Ministerial, Yehude Simon, centró su mirada en este programa para intentar revertir su mala imagen y tranquilizar a los miles de comités que salen a protestar pese a que son también parte importante del problema.

Simon deberá acoger las recomendaciones de los ministerios que efectuaron el diagnóstico del Vaso de Leche: optimizar los contenidos nutricionales de la ración, focalizar el programa en la población pobre, establecer mecanismos transparentes para la adquisición de la leche (el 75% de la leche la vende ahora una gran empresa del rubro) y, sobre todo, depurar el padrón de beneficiarios.

Si restamos el millón de infiltrados, concluimos que, por ahora, solo dos millones de los cinco millones de individuos pobres que deberían estar en el programa reciben el beneficio. Los tres millones restantes están, sobre todo, en la zona rural, explica Monge. El Estado, pues, tiene una valla alta: entregar, lo más pronto posible, el vaso a aquellos que tanto lo necesitan.

Irregularidades en otras regionesDurante el 2008, la Contraloría General de la República efectuó visitas inopinadas a los comités del Vaso de Leche de 15 regiones del país (entre ellas, Arequipa, Amazonas, Ayacucho, Cajamarca, Lambayeque, Piura y Tacna) y comprobó que había una grave deficiencia en el empadronamiento de beneficiarios, irregularidades y retrasos en las adquisiciones de los insumos (leche), así como la falta de acción por parte de las municipalidades frente al incumplimiento de los proveedores del producto.

El Informe Macro 038-2009 reveló, además, que la selección de las raciones de leche se realizaba sin consultar a un representante del Ministerio de Salud, lo cual genera inexactitudes en el beneficio nutricional de estas.

LAS CIFRAS

363millones de soles es el presupuesto anual para el programa del Vaso de Leche.
107millones de soles de este monto se destinan a los comités de Lima y Callao.
25.000comités del Vaso de Leche existen en Lima y Callao.

2’744.000beneficiarios del programa social están en Lima y Callao.
44%de hogares pobres en Lima tiene uno o más beneficiarios dentro del programa.

Asi que por este informe ya no nos dejemos sorprender por marchas ni bullas ni chongos que usualmente hacen estos comités con el despropósito de mantener sus gollerías y privilegios.

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