viernes, 13 de febrero de 2009

Con odio y rabia: Rosa María y Augusto

El odio, la rabia y el rencor son sentimientos que nublan la razón, pierden el sentido común y convirtiéndolos en un hígado parlante.
Así se exhibe Rosa María Palacios noche a noche en el programa "Prensa Libre", donde es directora y conductora. Ella se regocija, con cachita, desdén y satisfacción cuando supuestamente ha descubierto un acto de corrupción del gobierno.
Nadie le pide que claudique ni mucho menos que se convierta en ayayera del gobierno. Sinembargo, la ex asesora de Juan Carlos Hurtado Miller, cuando era candidato por movimiento fujimorista "Vamos Vecino", ni bien tiene un caso supuestamente oscuro, inmediatamente saca su antiaprismo, su odio y rabia contra todo aquello que significa APRA.
Claro, que del caso Petrotech ni una palabra ni un gesto ni nada. El misterio se revela porque su esposa, Alberto Varillas, es Gerente Legal de es empresa acusada de financiar el chuponeo más gigantesco de los últimos años. En este caso, Rosa María Palacios, no dice esta es mi voz, porque contrario se queda muda.
El otro caso, es de antología. Nos referimos a Augusto Alvarez Rodrich quien también no pierde oportunidad todas las mañanas en "Ampliación de Noticias de RPP" y con todos sus entrevistados de exhibir su cólera, odio y rencor contra el gobierno. Si habla con un alto funcionario de Pro Inversión al toque le pregunta ¿Cómo es posible que el Presidente García tiene que dar su aval para invertir en el Perú?.
Ni que decir de sus columnas diarias en el periódico "La República", donde pone en blanco y negro esos sentimientos oscuros para tejer cuánta suspicacia hay contra cualquier gestión, decisión o anuncio gubernamental.
Acaso no se acuerda cuando cobró 900 mil dólares para asesorar en temas burocráticos en el gobierno de Fujimori.
Y además quien le ha dicho que es la conciencia de los peruanos, quien le ha dado el título de "gran moralizador", si solo le debemos recordar que en el caso de la congresista Luciana León Seminario no ha tenido el profesionalismo para expresar su rectificación pública, tras los paginazos que le indalgó cuando se desató el escándalo de los petroaudios.
Un solo detalle. No estamos para tapar, ni ocultar ni mucho menos ser cómplice de los delincuentes que quieren lucrar con el erario nacional; pero tampoco podemos aceptar que ciertos periodistas usen al periodismo, con propósitos inconfesables. Nuestros mejores aliados son el tiempo y la verdad y en el caso de estos dos periodistas más tarde que temprano llegaremos a saber de donde proviene ¿financia? ese odio, rencor y rabia.

No hay comentarios: