La televisión tiene una gran virtud: Pone ante los ojos de los televidentes los gestos, actitudes, personalidad, carácter y reacciones de los personajes que se presentan ante la pantalla llamada boba.
Eso se reflejo el último domingo en el programa de César Hildebrandt "El Perro del Hortelano", cuando se presento el llamado "jefe de la unidad de investigación" del Diario "La Primera", Raúl Wiener, quien fue citado - como todo ciudadano común y silvestre - a dar un testimonio ante la Fiscalía sobre un caso ligado al terrorismo.
Wiener no podía ocultar su sonrisa de satisfacción y alegría al ser entrevistado por el considerado el periodista de mayor credibilidad en el país, por caso que este periodista dice ser objeto de una persecución política.
La sonrisa también la mantuvo durante las "entrevistas" que dio a los noticieros de televisión, obviamente que con esa sonrisa nos dice "miren soy importante", "miren estoy en televisión y mi nombre ha dado la vuelta al mundo".
Al margen de estas debilidades humanas es necesario rechazar cualquier intento de intimidación a los periodistas peruanos venga de donde venga. Claro, Raúl Wiener es uno de los periodistas "folkloricos" que buscan la sus cinco segundos de fama a base de calumnias, mentiras y difamaciones.
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