sábado, 28 de marzo de 2009

CONVERSACIONES DE ALAN CON MVLL

Necesito una explicacion?
En medio de una feroz arremetida emprendida por los medios y los opositores contra AGP, sorpresivamente Alan conversa con el autor de conversaciones en La Catedral y La Tia Julia y el Escribidor, don Mario Vargas Llosa, en la casa de Pizarro.
Encuentro que dejo con la boca abierta a tirios y troyanos.
Nadie sabia nada de nada.
Y el Canciller nos revela de la cita y al toque nos dice que si va la construccion del Museo de La Memoria y el ex Primer Ministro, Del Castillo, remata planteando que sea el mismo escribidor quien presida del referido museo.
Al toque, como su famosa columna @Piedra de Toque@, obtiene respaldo y alaban la decision del laureado escritor de haber convencido a Alan.
A donde quedan, entonces, en donde quedan los cuestionamientos de las expresiones vertidas por AGP ante los banqueros, que segun esos analisis hacian alusion a los comicios del 1990, que hubo trampa, fraude y que no es posible que se sienta un autoritario y otros calificativos mas.
Ahora todo es color de rosa reflejado en las dos columnas mas leidas de El Comercio de Juan Paredes Castro y de Mirko Lauer de la Republica>

Recuperando la oportunidad de rectificarse

Por: Juan Paredes Castro

Al escritor Mario Vargas Llosa le bastó una sola idea-fuerza para convencer al presidente Alan García de que con un museo de la memoria de los horrores de la guerra contra el terrorismo los peruanos tendríamos mucho más posibilidades de reconciliarnos que sin él.

La idea-fuerza de evitar un museo excluyente (que tomara en cuenta a unas víctimas y no a otras, por decirlo así) y de hacerlo más bien inclusivo, con toda la aparente sencillez que encierra, lamentablemente no estuvo en el debate polarizado de las últimas semanas, entre quienes apoyaban la iniciativa y financiación alemana para echar a andar el proyecto y quienes, sin pensarlo dos veces, veían en este el propósito de resucitar las violaciones de los derechos humanos desde una sola perspectiva: la de la condena de oficiales y efectivos militares y policiales involucrados.

Lo que se ha ganado con la intervención de Vargas Llosa y con la consiguiente rectificación del Gobierno es un enfoque central y de balance, no precisamente cómodo sino necesariamente fundamental, para que la muestra de los hechos de violencia y de sus víctimas del horror, civiles y militares, tenga la mayor amplitud posible y se convierta de veras en la memoria histórica —cicatrizadora de heridas— que no solo no debemos perder sino que nadie tiene derecho de negárnosla, peor aun desde un nivel —el de la presidencia— que de una u otra forma encarna la nación.

Habiendo el escritor encabezado un pronunciamiento reciente a favor de la edificación y funcionamiento del museo de la memoria, cuyo contenido revelaba ya de por sí el deseo de aproximar más que de alejar los puntos de vista hasta entonces contrapuestos, hubiera sido demasiado triste que el presidente García dejara pasar la oportunidad de dar un giro de 180 grados a la equivocada posición gubernamental de rechazo a la iniciativa alemana.

Está de más decir que en medio de la controversia despertada por su iniciativa de financiamiento del museo, la embajada alemana en el Perú ha sabido cuidar muy bien las formas diplomáticas y cuidarse también de no entorpecer una decisión peruana. Digamos que esta actitud, junto con el gesto de Vargas Llosa y la reflexión del mandatario, ha hecho viable un proyecto que no veía la menor luz al otro lado del túnel.


20 años después

Por Mirko Lauer

Las protestas de precandidatos opositores hoy convencidos de que solo las maniobras de Alan García podrían impedirles llegar a la presidencia han distraído de algo que hubiera podido ganar titulares desde el primer día: la aceptación de un Museo de la Memoria, bajo algo así como los auspicios del liberalismo político de Mario Vargas Llosa.

El anuncio de José Antonio García Belaunde es puntual, pero todavía esquemático. Vargas Llosa debe presentar nombres para una comisión, y los comprometidos originales en el tema todavía deben dar su opinión. Pero ya parece haber un cierto cambio, por la vía de esa memoria ampliada que propuso García en el primer momento.

No deja de ser irónico que en esta hora el campeón del museo sea precisamente a quien se considera el gran bloqueado por García en 1990. Pero como dice Vargas Llosa, de eso ya son 20 años. Hay en la movida un aire de segunda oportunidad, luego de la polémica y no del todo conducente experiencia a la cabeza de la comisión de Uchuraccay.

Es más o menos evidente un deseo de que la iniciativa del museo pase de lo que se ha considerado manos caviares a manos liberales, con la idea de que eso desactivará mucha polémica. Probablemente Vargas Llosa coincide. Sin embargo es difícil imaginar ese museo sin la participación de alguno de los nombres vinculados a la Comisión de la Verdad.

Para Vargas Llosa ha de haber en esto algo de satisfacción política: ha logrado convencer a García sobre una iniciativa que ya parecía borrada del mapa oficialista, y eso le dará entre muchos sectores un nuevo tipo de liderazgo que tiene que serle grato: medio moral, medio intelectual, medio político y medio independiente.

Además el museo puede terminar siendo un formidable pie para la polémica, género que el novelista sigue cortejando con gran deliberación. Acaba, por ejemplo, de declarar algo así como narradores light a Julian Barnes y Milan Kundera, entre otros. Pero que se sepa hasta el momento ninguno de los dos le ha respondido.

Pero es evidente que con su intercesión Vargas Llosa le está rindiendo un valioso servicio al país. La tarea no es sencilla, pues hay de por medio sensibilidades e hipersensibilidades, criterios técnicos en la museografía, elementos culturales, posiciones historiográficas, y no poco de muñeca política.

García por su parte ha realizado un pase natural que lo va a liberar del incómodo asunto por un buen tiempo. En una de esas la tarea revive el interés de Vargas Llosa por la política local, y allí sí que veríamos a un “defensor del modelo”. Pero eso dependerá de cómo anden los anaqueles de su propia memoria.

Ahora que podemos decir...Una jugada maestra, de ajedrez de Alan para cambiar la agenda politica...o no creen ustedes que necesito una explicacion?

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